El 8 de marzo se conmemora la lucha de la mujer por el respeto y la igualdad de género en todos los ámbitos de la vida humana. La ciencia no fue ajena a ese atraso en el reconocimiento de la participación femenina en el avance de la humanidad
Según datos de la UNESCO Argentina es uno de los países donde el aumento de la participación de las mujeres en la ciencia ha aumentado en los últimos años, alcanzando casi 50% de mujeres que realizan investigación científica, a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo que apenas llegan a un 20%.
De todas maneras, esa casi paridad de participación, no significa que exista igualdad de género y las mujeres aún continúan la lucha sobre desventajas visibles e invisibles que existen en la carrera científica.
A pesar de los derechos obtenidos en los últimos años, y las acciones que aún quedan por desarrollar para que finalmente la ciencia sea un ámbito justo, es importante reconocer la lucha de las mujeres antecesoras y quienes abrieron el camino que hoy transitamos.
En los primeros años del entonces Observatorio Nacional Argentino (ONA), tal como sucedía en otras reparticiones, las pocas mujeres que se contrataban se lo hacía para tareas anexas como limpieza, secretaría y eventualmente, a fines del siglo XX, aportando a la realización de cálculos matemáticos.
Las primeras mujeres que realizaron tareas vinculadas al trabajo astronómico no fueron empleadas sino las esposas de los tres primeros directores del ONA, Mary Quincy Adams, Frances Wall y Bell Smith.
La primera tuvo gran influencia en el trabajo del director fundador Benjamin Gould. Colaboró con él en diversas tareas, especialmente las relacionadas con la «Uranometría Argentina». Por otra parte, Frances fue una de las famosas “maestras de Sarmiento”, ejercía como vicedirectora en la recién formada Escuela Normal de Maestros (hoy Escuela Normal Superior Alejandro Carbó), pero al casarse, debió renunciar a su puesto y se involucró en los trabajos de John Thome, en particular con el célebre catálogo y atlas «Córdoba Durchmusterung». Bell, por otra parte, era bibliotecaria en el Observatorio Lick cuando conoció a Charles Perrine, y al igual que sus predecesoras, ayudó a su esposo con las anotaciones de las observaciones del cometa Halley realizadas en 1910.
La primera mujer en realizar observaciones astronómicas similares a sus colegas varones, fue Alice Lamb, esposa del astrónomo Milton Updegraff. A largo de algunos meses entre 1887 y 1888, logró 830 observaciones con el círculo meridiano Repsold de la institución, así como los correspondientes cálculos para las reducciones de las mismas.
En 1913 se doctoraron en astronomía en la Universidad de California (EE.UU.), las primeras dos mujeres: Anna Glancy y Emma Waterman, quienes se enfrentaron inmediatamente con serias dificultades para conseguir trabajo en un observatorio en su país. Como alternativa, solicitaron empleo en el ONA, donde fueron aceptadas. Así, en octubre de aquel año, y por primera vez en su historia, se incorporaron al ONA dos astrónomas. Anna trabajó a lo largo de 5 años, mientras que Emma, en cambio, permaneció solo 3 meses.
El trabajo de Anna fue vasto y diverso, mereciendo destacarse las reducciones de las mediciones de las placas del “Catálogo Astrográfico”, como también el seguimiento de cometas y asteroides, siendo el cometa brillante Mellish al que más atención le dedicó, estudiando detalladamente su evolución, la posición de la cola y el comportamiento de los diversos fragmentos en que se dividió el núcleo. También se encargó de las reducciones de las mediciones de las placas obtenidas en 1910 del cometa Halley y las preparó para su publicación, como así también un estudio detallado de la paralaje de la estrella a Polaris y de la determinación de las órbitas de los asteroides Sternbergal y Hygiea.
Durante las primeras décadas del siglo XX, a la función de calculista se le sumó la de medición de placas fotográficas cuando la institución inició los trabajos para el “Catálogo Astrográfico”. Para ese trabajo desde el observatorio se decidió contratar mujeres, como Nélida Keller, Elena Ogilvie, Hilda y Phylis Symonds, Nellie Williams, May Florence Muskett, Carlota Galán, Dolores Schuldt, Josefa Correa, Nellie Auchtertonie, Ana Risso, Hilda Wilkenson y María Isolana Elena.
Entre las primeras estudiantes de la Escuela Superior de Ciencias Astronómicas y Conexas en el Observatorio de La Plata, nacida en 1935 y primera en Latinoamérica, se encontraba Elsa Gutiérrez de Rodríguez Pardina, quien desde principios de la década de 1970 trabajó en el OAC, en el campo de la Mecánica Celeste y fue pionera del desarrollo de esta área en la Institución. El asteroide 4914 descubierto en San Juan en 1969 lleva su nombre.
En 1957 Enrique Gaviola inaugura el Instituto de Matemática, Astronomía y Física (IMAF) en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), el cual a partir de 1983 se convirtió en Facultad (FaMAF).
El IMAF tuvo como primera Licenciada en Astronomía a Miriani Pastoriza en el año 1965, a la primera Doctora en Astronomía a Marta Elena Castore (1972), siguiéndole Miriani Pastoriza (1973), Estela Agüero (1982), Silvia Fernández Martín (1983), dirigida por Elsa Gutiérrez, Mónica Villada (1992), y 40 astrónomas más hasta la fecha. En 2018, por sus aportes al campo de la astronomía, la UNC le otorgó a Miriani Pastoriza el título de Doctora Honoris Causa.